Tras haber dejado el invierno atrás, los días se alargan, y las temperaturas, suben. Sin embargo, la llegada de la primavera trae consigo cambios en el organismo que favorecen la aparición de alergias y el aumento de la fatiga. Un conjunto de síntomas que, cuando aparecen sin motivo aparente, se asocian a la astenia primaveral. Otras posibles manifestaciones de este trastorno son dificultad para dormir, falta de concentración o alteraciones en el estado de ánimo.
Se calcula que, en España, la franja de edad más afectada por la astenia primaveral es la que va entre los 15 y los 34 años.
¿Cuál es el origen de la astenia primaveral?
Se cree que podría estar ligado a un desajuste pasajero entre nuestros ritmos biológicos y las nuevas condiciones ambientales de la primavera, pero lo cierto es que no existe evidencia científica que demuestre la estricta relación de la astenia primaveral con esta estación del año.
Para reducir sus síntomas…
Sobre todo en estas primeras semanas de abril, es importante mantener horarios regulares tanto en las comidas, como en el descanso nocturno. La nutrición puede ser una gran aliada, para lo que es esencial optar por alimentos ricos en vitaminas y minerales que ayuden a reforzar el sistema inmune y a combatir la falta de energía. Por último, la llegada del buen tiempo puede ser la excusa perfecta para activarse: hacer ejercicio ayuda a liberar endorfinas y, por tanto, mejora el estado de ánimo.
Los expertos coinciden en que los hábitos saludables son clave para combatir la astenia, del mismo modo que hacen especial hincapié en una dieta saludable y de temporada que incluya la ingesta de frutas, verduras, pescado azul, queso fresco, frutos secos y aceite de oliva.
Además, eliminar los ultraprocesados de la dieta y tener una rutina que garantice al menos 8 horas de sueño son aspectos imprescindibles.