mujer deteriorándose

¿Qué causa el envejecimiento prematuro de la piel?

El paso del tiempo es una realidad biológica que no podemos evitar; es la consecuencia de procesos complejos de daño celular y molecular acumulado, que conducen a un declive funcional progresivo, motivo por el cual la piel se debilita y hace que se mantenga menos firme y lisa. Además se reduce parte de su capacidad para retener agua, se deshidrata fácilmente y, como consecuencia, la aparición de arrugas es más propensa. El paso de nutrientes de la dermis (la capa más profunda) a la epidermis (la más superficial y visible) no se produce de forma correcta. El resultado es una piel más débil, apagada y con menos volumen.

Además del envejecimiento cutáneo natural que se produce con los años, y a parte de los factores genéticos, encontramos una serie de factores ambientales que aceleran o retrasan este proceso. Los hábitos de vida saludables, una dieta equilibrada rica en antioxidantes o una buena hidratación son esenciales para prevenir el deterioro de la piel, mientras que determinadas conductas como el tabaquismo o la exposición excesiva al sol lo favorecen.

Cómo afecta la nutrición a nuestra piel

La piel se renueva cada 28 días y para hacerlo necesita nutrientes. En caso de no obtenerlos de forma continuada a través de la dieta, ocasionaría problemas en su crecimiento y en su apariencia. Por lo tanto, una alimentación que aporte una cantidad correcta de nutrientes ayudará a mantenerla saludable y a prevenir el envejecimiento prematuro.

La ingesta de alimentos con antioxidantes, especialmente polifenoles, que podemos encontrar en alimentos como las legumbres, la remolacha, la uva, los arándanos, las fresas, la cebolla, el tomate, el ajo o el cacao, puede mejorar la apariencia de las arrugas finas y de las líneas de expresión.

Las frutas y verduras contienen elevados niveles de antioxidantes y betacarotenos, que realizan la función de precursores de la vitamina A, y contribuyen a frenar la aparición de arrugas prematuras. Estos nutrientes tienen un papel clave en la formación de tejidos, mucosas y células de la piel, además de retrasar los efectos negativos de los radicales libres.

Nuestro ritual de belleza es imprescindible 

La hidratación es uno de los factores más importantes para prevenir el envejecimiento de la piel. Se recomienda tomar al menos un litro y medio de agua, entre el que bebemos y el que absorbemos de los alimentos que comemos, para mantener un nivel óptimo de hidratación y favorecer la eliminación de las toxinas que podrían perjudicar la piel. Las mascarillas naturales de aloe vera, miel o avena nos pueden ayudar en caso de necesitar un plus de hidratación.

Una rutina adecuada contribuirá a retrasar la aparición de las arrugas. Eso sí, se tenga la edad que se tenga, hay cuatro pasos esenciales: limpieza, hidratación, consumo de alimentos antioxidantes y protección solar.

La exposición solar: nuestra enemiga

Es la principal causa externa del envejecimiento prematuro de la piel debido al estrés oxidativo. La radiación (rayos UVA) produce daños en el colágeno y la elastina porque daña las células que las fabrican, además de causar pigmentación. Su efecto es acumulativo, y cuanto antes empezamos a protegernos del sol, menos arrugas tendremos en el futuro.

El tabaco, junto con otros tóxicos como el alcohol, contribuye a intensificar los efectos nocivos del sol sobre la piel. El hábito de fumar incide directamente en la destrucción del colágeno y el ácido hialurónico, además de reseca la piel. No olvides también que la contaminación empeora los síntomas y facilita la liberación de radicales libres, responsables de la oxidación.

Si quieres luchar contra todos estos factores, no dudes en acercarte a la farmacia y consultarnos los mejores tratamientos antienvejecimiento.

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